Hoy os voy a contar el día que fui a pescar con mi hija
pequeña, que ricas saben las cosas pescadas o recolectadas por uno mismo.
De repente aparece ella con su mochila de pescar. --¿vamos a
pescar? Me pregunta, --¿ahora? Contesto sorprendido. Se me queda mirando con
cara de pena, los dos sabemos que le dará resultado.
Nos montamos en la lancha, hoy vamos a motor, empiezan las
olas y yo le sujeto fuerte, nos tambaleamos sin parar y ella no para de reír… – ¡Un tiburón, un tiburón! – grita señalando
con el dedo. Cojo un remo y le doy en la cabeza, el tiburón se va lamentándose…
--gracias por salvarme. –me dice mientras me abraza… que valentía te da el ver a un hijo
en peligro, cuando se tienen hijos te vuelves mucho más valiente, pero se tiene
más miedo que nunca, será porque nunca habías tenido tanto para defender ni
tanto que perder.
--¿Pescamos aquí?-- pregunto, mientras preparo mi caña.
--vale. –contesta.
Como la pesca nos ha ido bien, vamos a una isla desierta a
preparar el pescado. Suerte que tenemos la barbacoa y carbón en la lancha.
Lo primero es hacer una buena brasa en la barbacoa, se pone
un poco de papel y ramitas muy finas y secas en el fondo de la barbacoa,
también vale con pastillas, y le damos fuego. Cuando hay un buen fuego en la
base de la barbacoa, ponemos la parrilla y encima bien de carbón, si, encima de
la parrilla. De esta manera el aire circula entre el carbón y se enciende en un
momento y lo que es más importante, uniformemente.
A mi amigo Jotas le encanta ir de barbacoa, en cuanto llega
la primavera mete la barbacoa y carbón en el coche y la tiene hasta bien
entrado el otoño. Siempre dispuesto a cocinar algo a la brasa y siempre tiene
un buen vino para acompañar la comida. La última vez que me invito a una barbacoa
trajo un borgoña.
– qué color más apagado tiene. –le comento. El vino tenia color más pálido de lo que estamos acostumbrados -- en
boca también es más sutil.-- la primera vez que lo tomas te parece flojo, pero
ahora estoy enganchado. –Dice Jotas, y continúa. —este en concreto tiene unos
aromas a lirios y frambuesas…
-- Me maravilla la gente que es capaz de percibir estos
aromas tan sutiles en un vino, es más; me maravilla que tengan registrados
tantos aromas en su mente, a lirios dice.
--y lo mejor es dejarlo un rato en la copa y ver como se
transforma, sale la madera, especias…--sigue contando emocionado.
Una vez que la mayor parte del carbón ya ha prendido, lo echamos al fondo de
la barbacoa, si el pescado es grande colocamos las brasas en las esquinas para
que el calor no incida directamente y así podemos tenerlo más tiempo haciéndose.
Colocamos la parrilla en su sitio y esperamos un poco a que se haga bien la
brasa. Ya podemos salar el pescado y ponerlo en la parrilla, mejor no quitarle
las escamas, una vez hecho se van con la piel. Para un pescado de medio kilo
con 15- 20 minutos será suficiente, si es de un kilo con 30-40 minutos. Es importante
pintarlo con un aceite aromatizado de vez en cuando y a mitad de cocción darle
la vuelta.
--bueno, se acabó ¿recogemos? Digo. –Joooooo. ¿Ya?—protesta
mi hija.
Le miro, y ella asiente, recoge sus juguetes y los lleva a
su cuarto.