martes, 4 de diciembre de 2012

Uno de los mejores restaurantes


Hoy os voy a contar el día que estuve en uno de los mejores restaurantes del país y pagué como si hubiera estado en el mejor.
Todos los años Mi amigo Jotas y yo ponemos un dinero al mes y mucha ilusión en un bote, normalmente en noviembre abrimos el bote, cogemos el dinero y toda la ilusión y nos vamos a un restaurante de renombre.
 – ¿A dónde vamos este año?, ¿seguimos con los de las estrellas Michelin, o pasamos, y probamos con otros?—le dije un día de verano que estábamos sentados en una terraza tomándonos un caña.
--Para noviembre tendremos uno 100 €, ¿Cuáles nos faltan?—dice jotas apurando su cerveza.
--Xarma, El mirador, Kokotxa…--voy haciendo la lista sobre la marcha cuando Jotas me interrumpe.
--El Xarma no tiene estrella.
--¡Es verdad! Este año se la dan fijo. —afirmé y me equivoqué, otro año sin estrella, que injusticia.
--y Zuberoa…--propuso. Nos quedamos los dos un rato callados, ahora apuré yo mi cerveza. Zuberoa, mítico , ¿nos sentiremos cómodos allí un par de garrulos sin demasiados recursos? ¿Valdrá la pena el esfuerzo económico…?
Aquel día tampoco lo decidimos.
--El otro día estuve con Andrés, sigue sin trabajo. –cambió de tema jotas.
--¿qué tal está?—pregunté pensando  en la difícil situación de quedarse sin trabajo con más de cuarenta y en plena crisis, además sus dos hermanos también están en el paro.
--Jodido, su padre ha tenido un accidente y no puede estar solo, los tres hermanos andan turnadose para cuidarle, y lo peor es que no saben cómo va a quedar. —me sorprende  jotas.
--tengo que llamarle...—mañana mismo, pensé
Al final llego el día, nos vamos al Zuberoa decididos. A por el menú degustación.
--tienen reserva. —nos pregunta una mujer completamente vestida de negro como el resto de sus compañeras.
--si…
Entramos, nos sentamos, nos guardan los abrigos y nos dan la carta. Nos explican que es lo que hay fuera de carta… como si fuéramos a arriesgarnos a pedir algo fuera de carta, sin saber el precio, je, je… ¡que nosotros vamos justos! … --venimos por el menú degustación. —interrumpimos las explicaciones.
--quieren un aperitivo antes de empezar. –nos preguntan.
--¿Aperitivo?, Umm... ¿Qué? –dudamos, supongo que se refieren a un vino o…
--un txakoli o...—nos aclara. Vaya, empezamos sudando…un momento después nos preguntan:
--les traigo la carta de vinos. —
--sí, por favor. –decimos,  ya con seguridad. Se nos acercan con un libro de unos 5cm de grosor… Para leerla entera necesitas varias horas… supongo que no te dejarían estar tanto tiempo.
Comimos de maravilla, la mejor paloma que he comido en mi vida, sin duda; el postre dedicado al txakoli espectacular. Pero me voy a permitir hacer alguna crítica ya que los trescientos y pico euros que pagamos (por los dos menús y el vino) no te dan conocimiento para hacerla, pero sí algo de legitimidad: la Vichyssoise de hinojo con erizos de mar, muy salada, la verdad que no me resulto agradable. Y en la  Vieira asada, vinagreta de cítricos y endibia caramelizada, la textura de la vieira perfecta, del coral ni rastro, en cuanto al sabor a limón: no era nada sutil, vaya que solo sabía a limón. Y el bizcocho de chocolate…pues eso bizcocho de chocolate.
Creo que para disfrutar plenamente de este restaurante hay que ir con cierta asiduidad, conocer la carta, sobre todo la de vinos… me parece que yo nunca podré disfrutar plenamente de este restaurante. Snif, snif.